viernes, 3 de agosto de 2018

JUGANDO A SER DIOS


                                   


Cuando iba en 4° de primaria, las clases de ciencias naturales en mi escuela se daban en el laboratorio. Cualquiera de mis compañeros de clase puede dar fe de que nunca me presenté a ninguna clase de ciencias naturales en los años que cursé 4°, 5° y 6° de primaria. La razón era, que en el laboratorio había un frasco con formol que contenía un feto. Sólo lo vi una vez, la primera vez que subimos al laboratorio, y me impresionó tanto que decidí que nunca más estaría en ese lugar.
A los 10 años era una objetora de conciencia y me importó un pito si reprobaba o no esa materia, sencillamente no estaba dispuesta a estar en el mismo lugar que estaba el cadáver de un ser humano, que además era un bebé. Punto. No hubo manera de hacerme cambiar de opinión.
Cuando estaba en 2° de secundaria, en la escuela nos pasaron una película sobre lo que era un aborto. Era un documental en el que se veía cómo el feto se protegía de la aguja quirúrgica que lo quería atacar…y otras cosas por demás perturbadoras que provocaron en mi tal terror que no creo poder superar el resto de mi vida. Hago todo lo posible por olvidar esas imágenes, y no siempre lo consigo.
NO ACEPTO EL ABORTO bajo ninguna circunstancia, igual que no acepto ningún tipo de asesinato bajo ninguna circunstancia.
Me escandaliza profundamente el movimiento que pide aborto legal, gratuito y asistido. Creo que va en contra de las leyes más elementales. Me parece una petición tan absurda como el hecho de pedir que el asesinato sea despenalizado. En la Constitución mexicana, en el apartado de las garantías individuales dice en el Artículo XIV  que nadie podrá ser privado de la vida, y en el Artículo XXII  se aclara que quedan prohibidas las penas de mutilación, infamia y muerte. Los abortistas me dirán tres mil argumentos, entre ellos que sólo se puede asesinar a un ser humano y que un feto es una célula…
No voy a entrar en debates de bioética, los abortistas ni los entienden y no voy a perder mi tiempo tratando de convencer a quien no quiere entender. Para mi el aborto es un asesinato en toda regla. Se hace con premeditación, con alevosía y con ventaja.
Los abortistas alegan que es mejor que sea legal porque así se evita que las madres mueran practicándose abortos clandestinos. O sea, está bien que se mate a un ser que no tiene ninguna posibilidad de defenderse, porque así se protege de la muerte a una mujer que generalmente está perfectamente capacitada para cuidar de si misma (tanto que va a abortar). Me suena a la cosa más ilógica del mundo.
También alegan que es su cuerpo y tienen derecho a hacer con él lo que les plazca. Yo estoy de acuerdo con que cada quien haga con su cuerpo lo que quiera. Pero el feto, no es parte del cuerpo de nadie, aunque necesite del cuerpo de alguien para sobrevivir durante cierta cantidad de tiempo.
El alegato más absurdo que he escuchado sobre el tema, es que el aborto es parte de la sexualidad responsable. La sexualidad responsable es ponerte un condón cuando sabes que te vas a poner caliente, es usar alguno de los cientos de métodos anticonceptivos cuando decides tener una vida sexualmente activa, pero no deseas tener hijos. El aborto NO es tener una sexualidad responsable de ninguna manera, todo lo contrario. La que aborta es porque se dejó llevar por la calentura irresponsablemente.
Cuando yo tenía 38 años quedé embarazada por cuarta vez. Mi matrimonio estaba muy mal, mi economía era un caos y por la edad que tenía, había una altísima probabilidad de que mi bebé viniera al mundo con graves defectos congénitos. Mi ginecólogo me propuso hacerme una prueba de amniocentesis. Me opuse radicalmente a ella. Viniera como viniera la criatura la iba a tener. Además, había una probabilidad del 15% de que tras la prueba sufriera un aborto espontáneo. Mi niña nació perfectamente sana, la hubiera amado y cuidado de la misma manera si hubiera nacido con cualquier condición genética o cromosómica.
Gracias a una mujer que decidió seguir adelante con su embarazo adolescente, yo puedo estar aquí, escribiendo estas líneas defendiendo la vida, sobre todo de los más inocentes, de los más vulnerables…
Quien no está preparada para ser madre, no está preparada para tener sexo. Así de sencillo.
Por si se preguntaban cómo es que logré terminar la primaria sin asistir a ninguna clase de la materia de ciencias naturales, lo logré gracias a que el profesor respetó mi libertad de conciencia y me hacía exámenes basados en el libro de texto. Los insurrectos solemos tener nuestros admiradores secretos.

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